lunes, 20 de octubre de 2008

En la barra de aquel bar...

- ¿Y dices que a tu amiga le gustan las mujeres? – preguntó confusa.
- No, he dicho que estuvo con una mujer – dije con tono un poco brusco – Me voy a casa, estoy cansada - Mi cuerpo sentía que no rendía más. Necesitaba descansar mi corazón después de tantas horas en aquella barra.
- ¿Pero le gustan las mujeres? ¿Es lesbiana? – Sonia pareció ignorarme. Estaba intrigada. Quizá nunca había hablado de aquello con nadie.
- ¿Por qué tendría que serlo?
- Porque estuvo con una mujer.
- ¿Y qué? Quizá ella nunca se ha planteado ser una cosa o dejar de serla. Ella sentía que tocaba el cielo con la yema de los dedos cuando Lucía le cogía fuerte la mano y le susurraba al oído “no tengas miedo”, o cuando corrían juntas por la Plaza Mayor bajo el cielo de Madrid, o cuando le llenaba la cama de abrazos y caricias las noches de invierno, o cuando le despertaba con el beso de buenos días, o cuando...
- Estaba enamorada de Lucía – afirmó.
- Si, estaba enamorada, demasiado, hasta tal punto de dar su vida por ella. Hasta tal punto de olvidarse de quién era, del trabajo, de sus padres... Hasta tal punto de olvidarse de si era lesbiana, bisexual o heterosexual. No le importaba eso. A ella le gustan los hombres y estuvo con una mujer. ¿Es por eso lesbiana?
- No lo entiendo... – Sonia parecía inquietarse cada vez más.
- ¿Cómo te diste cuenta de que estabas enamorada de Javier? – mis ojos pidieron otra copa al camarero.
- Pues... cuando me tocaba sentía algo que nunca en la vida me había sucedido con nadie más.
- ¿Y pensaste en ese momento, al día siguiente o tres meses después “soy heterosexual porque me gusta Javier”?
- No.
- Pues ella tampoco lo hizo. ¿Y sabes por qué? Porque el amor se siente, no se clasifica. Tú dices ser heterosexual pero imagina que, de repente, empiezas a sentir algo especial por alguna amiga tuya o por aquella chica del vestido azul que no deja de mirarte con esos ojos llenos de magia. ¿Dirías por eso que eres lesbiana?
- Para nada. Simplemente tendría en cuenta lo que siento y no pensaría en lo que soy o no soy – contestó segura de sí misma.
- ¡Genial! Pues a eso me refiero. ¿Lo entiendes ahora?
- Sí. Pero... ¿cómo sabes tú todo eso que sentía tu amiga? – su rostro expresaba extrañeza.
- Pues... Pues porque ella me lo ha contado.
- Ah... – pareció no quedarse satisfecha con mi respuesta.
- ¿Estás contenta ya? Bien, pues vayámonos – me bebí la última copa de golpe y me puse el abrigo. Mi garganta ardía, pero nada comparado con el primer cubata de la noche.
- ¿Y qué pasó con Lucía? – volvió a ignorarme igual que había hecho hacía cinco minutos. Me quedé paralizada. Parecía que toda la gente de aquel bar, los coches de fuera, la lluvia que caía y mi reloj se hubiesen detenido. Mis ojos se inundaron de lágrimas y el corazón me temblaba, tiritaba de frío.

7 comentarios:

L. dijo...

Dicen que un texto es bueno cuando te quedas con ganas de más, y me has dejado con mucha, mucha hambre.

Soy del fotolog /pekados_varios :)

besos!

R. dijo...

Sigue sigue :D:D

Intriga en modo ON.

Nessa dijo...

- ... porque el amor se siente - :)

Y punto.

Saludos,

Hedda

mar dijo...

me has dejado paralizada, mucho.

Ernestina dijo...

por dios! amo este post...
pasa por el mio y te vas a dar cuenta de por que...

cuando lo lei en el fotolog quede paralizada :S...

saludos!

Unknown dijo...

"El amor no se clasifica"... ¡qué gran verdad!

Me gusta tu blog...

TARANTULA dijo...

!CON LA MIRADA DEL KORAZON! ABRIMOS PROFUNDOS SENTIMIENTOS QUE QUEDAN OCULTOS !!!
SENTIR ES VIVIR!!

BESOS